¿Cómo sobrevive la educación en pandemia?

Hoy se celebra el Día Internacional de la Educación, que fue propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo y fin de hacer ver de que no todos los niños tienen las mismas oportunidades, pero que todos ellos se merecen vivir y tener una educación libre.

La pandemia por coronavirus afecta a nivel mundial, ha acarreado problemas y complicaciones, ofrecido nuevas perspectivas e impulsado avances del uso de la tecnología en la educación. Sin embargo, todos los estudiantes se han visto afectados, y uno de los principales motivos es brecha digital, especialmente los más pobres y las minorías más vulnerables (estudiantes con discapacidad, inestabilidad económica, familias de habla extranjera, etc.).

La figura del psicólogo y el acompañamiento que realiza, a nivel emocional y social, se ha visto muy anulada en las aulas, auqnue ahora más que nunca estos profesionales sean de gran prioridad para los menores y estudiantes.

Algunas consecuencias psicológicas para los niños

Algunas familias se han visto envueltas en nuevas cotidianidades que ahora forman parte de su rutina. Esta nueva normalidad ha afectado psicológicamente a cada miembro de la unidad familiar, pudiendo desencadenar situaciones de riesgo para los más pequeños de la casa. Algunas situaciones académicas conflictivas son:

  • En el caso de madres y padres que, por su profesión tuvieron que salir a trabajar especialmente durante la cuarentena rígida y después, se dio un menor apoyo a los hijos en el avance académico y su bienestar psicológico.
  • El caso de madres y padres con menor preparación académica, con escaso manejo de nuevas tecnologías para el aprendizaje y/o muy estresados y con problemáticas emocionales.
  • Falta de interacción, comunicación y relacionamiento social de las y los estudiantes con su grupo de pares y maestros, con disminución del juego y la expansión.
  • Posibles repercusiones de forma negativa en el desarrollo infantil, no sólo en el área cognitiva sino también afectiva y social de los niños. Efectos debidos a la falta de estimulación adecuada, ya que no necesariamente los padres/madres de familia conocen cómo realizar dicha actividad.
  • Señales emocionales y cambios en el estado de ánimo, desde el malestar y miedo natural hasta preocupaciones excesivas, ansiedad, tristeza extrema o depresión por la pérdida. Síntomas ocasionados por el confinamiento y la necesidad de cambio de hábitos en el hogar y la alteración de las prácticas cotidianas de actividad. Asimismo, se sabe que los problemas emocionales severos y continuos llegan a ser un interferente del aprendizaje y aprovechamiento académico, especialmente entre los niños y niñas.
  • Incremento de conflictos de convivencia y problemas de comunicación intrafamiliar, entre padres e hijos y también entre hermanos u otros miembros de la familia, especialmente durante el confinamiento por la cuarentena total durante marzo de 2020.

La universidad en tiempos de pandemia

La educación superior está experimentando enormes desafíos a raíz de la pandemia del COVID-19. Es de vital importancia mejorar las capacidades de los docentes, reforzar la hibridación -que consiste en el uso de la educación presencial y a distancia- permitir la accesibilidad de los estudiantes a la educación a distancia, y continuar creando espacios para la cooperación.

En términos de salud mental, los estudiantes universitarios son considerados como población vulnerable. Frente a los acontecimientos vividos debido a la pandemia por la COVID-19 y a las medidas establecidas por los gobiernos para hacer frente a esta situación, la salud mental de los estudiantes universitarios se encuentra amenazada. Desde el marco de la responsabilidad social, las universidades podrían ser lugares apropiados para abordar explícita e implícitamente las necesidades de salud y bienestar de los estudiantes.

Varios estudios realizados registran incrementos en síntomas de depresión, ansiedad, estrés postraumático, ideación suicida y problemas de sueño. Las acciones que puedan realizar las universidades en beneficio de la salud mental de sus estudiantes durante y pos-pandemia podrían prevenir los efectos psicológicos de la COVID-19 y beneficiar el desarrollo de la sociedad.

¿Cómo ayuda la figura del psicopedagogo?

La nueva normalidad está implicando que los psicólogos y psicopedagogos podamos ofrecer el apoyo tanto a los estudiantes, madres y padres de familia así como a las instituciones educativas y a los profesores la adaptación a la combinación de modalidades, que impliquen por una parte la asistencia a las escuelas. Al mismo tiempo, poder continuar también con el trabajo a distancia y en modalidad virtual.